El camí s'està fent més llarg del que voldríem, però poc a poc anem recuperant xicotets-grans plaers.
«Caminar es una apertura al mundo (…) es vivir el cuerpo (…) es un rodeo para encontrarse consigo mismo».
David Le Breton, Elogio del caminar.
“Declaro que una hermosa mañana, ya no sé exactamente a qué hora, como me vino en gana dar un paseo, me planté el sombrero en la cabeza (...) y bajé por la escalera para salir a buen paso a la calle (...). Hasta donde puedo acordarme hoy, cuando escribo todo esto, me encontraba, al salir a la calle abierta, luminosa y alegre, en un estado de ánimo romántico-extravagante, que me satisfacía profundamente. El mundo matinal que se extendía ante mis ojos me parecía tan bello como si lo viera por primera vez. Todo lo que veía me daba la agradable impresión de cordialidad, bondad y juventud. Olvidé con rapidez que arriba, en mi cuarto, había estado hacía un momento incubando, sombrío, sobre una hoja de papel en blanco. Toda la tristesa, todo el dolor y todos los graves pensamientos se habían esfumado, aunque aún sentia vivamente delante y detrás de mí el eco de una cierta seriedad. Esperaba con alegre emoción todo lo que pudiera encontrarme o salirme al paso durante el paseo. Mis pasos eran medidos y tranquilos, y, por lo que sé, mostrava al caminar un semblante bastante digno.”
Robert Walser, El paseo.
Per on esteu passejant estos dies? Com va ser el primer passeig que vareu fer després del confinament total?, que sentireu?,...
Mi primer paseo no fue exactamente un paseo. Pero salí. En el horario establecido por el gobierno de 6 a 10 de la mañana, después de 50 días de confinamiento.
Solo quería volver a retomar el ejercicio diario, no paseando, andando de prisa, como acostumbraba hacer con mis compañeras de ejercicio.
Fui sola, buscando zonas amplias, con poca gente, para no tener tropiezos y cumplir con lo establecido por el Ministerio de Sanidad.
Fue difícil, el río ni tocarlo, las zonas amplias sorprendentemente abarrotadas de jóvenes, de personas en grupo, solas, unas corriendo y otras andando ligeras.
Pero no lo he dejado.
Añoro el tiempo pasado, paseando por la orilla de la playa. Ver la luz cada mañana, dar gracias…
Mi primer paseo no fué propiamente un paseo. Pero salí. Mi librero me había dicho que me conseguiría unos libros y no pude evitar la tentación de ir a recogerlos.
Mi librería se llama Berlin. Solo está a dos calles de mi casa, pero fuí a paso ligero para ver si todavía era capaz de andar.
En cuanto giré la calle me encontré con Vicent, mi vecino de arriba con su perrito, su mascarilla y sus guantes de plástico.
- Bon dia Vicent!
- Bon dia, on vas?
- A per un llibre a Berlin
- Nosaltres tb, anem a pel diari, pero asplaiet, el goset marca el ritme.
Vicent es un bon veï que tots els dies pel guasap…